LA CITES
(Convención
sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora
Silvestres) es un acuerdo internacional concertado entre los gobiernos. Tiene
por finalidad velar por que el comercio internacional de especímenes de
animales y plantas silvestres no constituye una amenaza para su supervivencia.
La amplia
información disponible actualmente sobre el peligro de extinción de muchas
especies simbólicas, como el tigre y el elefante, podría hacer pensar que la
necesidad de una convención semejante era evidente. No obstante, en el momento
en que se esbozaron por primera vez las ideas de la CITES, en el decenio de
1960, el debate internacional sobre la reglamentación del comercio de vida
silvestre en favor de la conservación era algo relativamente novedoso. A
posteriori, la necesidad de la CITES es indudable. Se estima que anualmente el
comercio internacional de vida silvestre se eleva a miles de millones de
dólares y afecta a cientos de millones de especímenes de animales y plantas. El
comercio es muy diverso, desde los animales y plantas vivas hasta una vasta
gama de productos de vida silvestre derivados de los mismos, como los productos
alimentarios, los artículos de cuero de animales exóticos, los instrumentos
musicales fabricados con madera, la madera, los artículos de recuerdo para los
turistas y las medicinas. Los niveles de explotación de algunos animales y
plantas son elevados y su comercio, junto con otros factores, como la
destrucción del hábitat, es capaz de mermar considerablemente sus poblaciones e
incluso hacer que algunas especies estén al borde de la extinción. Muchas de
las especies objeto de comercio no están en peligro, pero la existencia de un
acuerdo encaminado a garantizar la sustentabilidad del comercio es esencial con
miras a preservar esos recursos para las generaciones venideras.
Habida cuenta de
que el comercio de animales y plantas silvestres sobrepasa las fronteras entre
los países, su reglamentación requiere la cooperación internacional a fin de
proteger ciertas especies de la explotación excesiva. La CITES se concibió en
el marco de ese espíritu de cooperación. Hoy en día, ofrece diversos grados de
protección a más de 30.000 especies de animales y plantas, bien se
comercialicen como especímenes vivos, como abrigos de piel o hierbas disecadas.
La CITES se redactó
como resultado de una resolución aprobada en una reunión de los miembros de la UICN (Unión Mundial para
la Naturaleza), celebrada en 1963. El texto de la Convención
fue finalmente acordado en una reunión de representantes de 80 países celebrados
en Washington DC., Estados Unidos de América, el 3 de marzo de 1973, y entró en
vigor el 1 de julio de 1975.
La CITES es un
acuerdo internacional al que los Estados (países) se adhieren voluntariamente.
Los Estados que se han adherido a la Convención se conocen como Partes. Aunque
la CITES es jurídicamente vinculante para las Partes -en otras palabras, tienen
que aplicar la Convención- no por ello suplanta a las legislaciones nacionales.
Bien al contrario, ofrece un marco que ha de ser respetado por cada una de las
Partes, las cuales han de promulgar su propia legislación nacional para
garantizar que la CITES se aplica a escala nacional.
Durante años la CITES
ha sido uno de los acuerdos ambientales que ha contado con el mayor número de
miembros, que se eleva ahora a 175 Partes.
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